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viernes, 27 de marzo de 2009

¿Dónde está la tumba de Alejandro Magno?

De Babilonia a Alejandría, pasando por Macedonia, Menfis y Siwa, Nicholas J. Saunders persigue en un libro los testimonios y las leyendas sobre el cuerpo y el sepulcro perdidos de Alejandro Magno. Viaje a uno de los grandes enigmas de la arqueología.

Alejandro Magno
Cabeza de la estatua de Alejandro


Dónde está Alejandro? ¿Bajo la cripta de la mezquita de Nabi Daniel en Alejandría? ¿Oculto entre las millares de momias doradas del oasis de Bahariya? ¿Desmenuzado en mil reliquias y amuletos de la tardoantigüedad? Se ignora el paradero del cuerpo y la tumba del que fuera el mayor conquistador del mundo. Desde que murió y fue embalsamado en Babilonia en el 323 antes de Cristo hasta que en 2002 un extravagante experto aeroespacial, Andrew Chugg, propuso que Alejandro yacía bajo el altar mayor de la basílica de San Marcos en Venecia (¡!), pasando por 1995, cuando la dudosa arqueóloga griega Liana Souvaltzi anunciara el hallazgo de su sepulcro en el oasis de Siwa -no era verdad: fue una de las grandes decepciones de la arqueología-, la historia de los restos del rey macedonio y el monumento destinado a contenerlos, el Soma, está envuelta en maravilla, misterio y leyenda. Incluso Hamlet especuló sobre el tema.

Ahora, un libro, Alejandro Magno. El destino final de un héroe, de Nicholas J. Saunders, profesor de antropología del University College de Londres (Zenith/Planeta), documenta por primera vez todas las teorías y búsquedas del emplazamiento de la tumba del personaje y de sus restos -los considera el verdadero "grial" de la arqueología-, componiendo un recorrido por la historia, el mito y la geografía realmente apasionante.

En la aventura de la búsqueda, digna de Indiana Jones, han figurado arqueólogos notables, incluso Schliemann, el descubridor de Troya (al que no le dieron permiso para excavar bajo la mezquita de Nabi Daniel), y Howard Carter, el que halló la tumba de Tutankamón, que presumió ante Farouk de que sabía el paradero de la del rey macedonio. Y también, en gran cantidad, impostores, visionarios y locos pintorescos ("los tontos de Alejandro"). Entre estos últimos, el camarero griego Stelios Koumatsos, que a lo largo de treinta años, desde 1950, se las apañó para excavar por toda Alejandría, a menudo clandestinamente, y dijo haber entrevisto en un pasadizo subterráneo, por un agujero, un ataúd de cristal con el nombre de Alejandro. Emulaba así a ilustres y no menos estrafalarios predecesores como Alexéi Ramonsky, funcionario de la Embajada rusa de Alejandría, que aseguró en 1898 haberse topado en las bóvedas bajo la mezquita de Nabi Daniel con un bloque de alabastro negro que aguantaba una polvorienta urna de cristal dentro de la que había una figura momificada sentada en un trono. En 1979 se registró incluso una expedición de videntes a Alejandría en busca del paradero de Alejandro.

De hecho, lo que se sabe históricamente sobre el cuerpo de Alejandro es que tras su momificación en Babilonia fue enviado en un gran carro ceremonial hacia Macedonia. En el camino el regio cargamento fue interceptado por Ptolomeo, uno de sus generales, que se había apropiado de Egipto, y llevado al país del Nilo como un valioso instrumento simbólico de legitimación. Ptolomeo, recapitula Saunders, instaló el cuerpo en Menfis mientras le preparaba una tumba a su altura en Alejandría, la gran capital que debía potenciar Alejandro con su presencia post mortem. De la morada funeraria que Alejandro tuvo en Menfis, durante unos veinte años, no se sabe absolutamente nada. Así que ahí hay un primer enigma arqueológico: es posible que estuviera en el área de Saqqara, quizá en conexión con el Serapeum. El momento exacto del traslado del cuerpo de Alejandro a Alejandría en su sarcófago de oro no está claro. Saunders especula con que pudo haber sido el hijo y sucesor de Ptolomeo, Filadelfo, quien se encargara de ello. En el 274 antes de Cristo, Alejandro ya estaba en Alejandría. Su estancia allí duraría siglos, casi toda la antigüedad, y lo más seguro es que el rey (o lo que quede de él) siga aún en la ciudad. Pero parece ser que no estuvo siempre en el mismo lugar de la metrópolis. Saunders apunta que hubo otro traslado urbano, desde una primera tumba, solitaria, a otra más monumental que estaría en conexión con las de los reyes de la dinastía ptolemaica que se enterrarían en la misma área del mausoleo de Alejandro. El historiador Estrabón, que visitó la ciudad en el 30 antes de Cristo, señala que el Soma, "que tiene un recinto donde están las tumbas de los reyes y la de Alejandro", estaba en el distrito de los Palacios reales, al norte de la ciudad. "Ésta era", apunta Saunders, "la segunda y la más famosa de las tumbas de Alejandro Magno en Alejandría".

Hoy esa zona corresponde al promontorio Silsileh, pero una parte del área antigua quedó bajo el agua con la elevación del nivel del mar y otra fue arrasada en el siglo XIX al construirse el malecón, la Corniche alejandrina. Ni de la primera tumba ni del gran mausoleo definitivo de Alejandro, que debió ser espectacular, se ha encontrado -aquí hemos de añadir un esperanzado "aún"- ningún resto. Tampoco ha quedado, y esto es muy extraño, representación alguna. Así que, aunque Saunders rastrea cómo pudo ser la tumba, la verdad es que no tenemos ni idea de su aspecto, todo son especulaciones.

La tumba de Alejandro fue uno de los lugares más célebres de la antigüedad, un punto caliente del turismo grecorromano, y, entre el 300 antes de Cristo y el 400 de nuestra era, la visitaron todos los famosos de la época. Sabemos que entre ellos se contaron Julio César y Octavio Augusto, que le colocó una corona de oro a la momia del conquistador -y le rompió la nariz accidentalmente al besarla: siempre se pone uno nervioso al besar a una momia-. El rey por lo visto ya no descansaba en su sarcófago original de oro, sustituido por Ptolomeo X por otro más baratito de alabastro o cristal de roca. Tampoco poseía sus ornamentos áureos, de los que lo había despojado Cleopatra para reclutar más tropas tras la derrota de Actium. Visitantes posteriores fueron Calígula, que le quitó la coraza a Alejandro y seguramente a Adriano. Septimio Severo hizo cerrar a inicios del siglo III la tumba, que por entonces parece que estaba en conexión con algunos rituales secretos preocupantes.

Las luchas entre paganos y cristianos que devastaron Alejandría entierran definitivamente el Soma en la oscuridad del olvido y la rumorología. Saunders ofrece la muy sugerente teoría de que la tumba de Jesucristo en Jerusalén, hallada en el siglo IV, fue un oportuno contrapeso a la de Alejandro, símbolo del paganismo.

Restos de cualquiera de las tumbas de Alejandro, incluida la más importante, el Soma, perdida en el palimsesto que es Alejandría, pueden aparecer cualquier día. No hay que hacerse muchas ilusiones acerca de su estado. La momia, más frágil, lo tiene aún peor. Puede haber sido escondida por paganos en algún lugar secreto o haber sido destruida en cualquiera de las violentas vicisitudes -humanas y geográficas- de Alejandría . Saunders propone que pudo tener un final digno del cosmopolita Alejandro: troceada y convertida en millares de amuletos desperdigados por todo el ancho mundo que una vez el joven y heroico macedonio conquistó.

Fuente: Diario El País de España (16 de febrero de 2008) http://www.elpais.com/articulo/semana/estan/tumba/momia/elpepuculbab/20080216elpbabese_4/Tes

Para información detallada, aparentemente el blog de una arqueóloga:
Sobre las teorías más importantes acerca de la ubicación de la tumba de Alejandro Magno

jueves, 26 de marzo de 2009

Preparativos del funeral de Patroclo

Menelao llevando el cuerpo de Patroclo

(De la Ilíada de Homero)...“Así gemían los troyanos en la ciudad. Los aqueos, una vez llegado a las naves se encontraron y al Helesponto, se fueron a sus respectivos bajeles. Pero a los mirmidones no les permitió Aquiles que se dispersaran; y puesto en medio de los belicosos compañeros, les dijo:


“¡Mirmidones, de rápidos corceles, mis compañeros amados! No desatemos del yugo los solípedos corceles; acerquémonos con ellos y los carros a Patroclo, y llorémosle, que éste es el honor que a los muertos se les debe. Y cuando nos hayamos saciado de triste llanto, desunciremos los caballos y aquí mismo cenaremos todos.”


Así habló. Ellos seguían a Aquiles en compacto grupo y gemían con frecuencia. Y sollozando dieron tres vueltas alrededor del cadáver con los caballos de hermoso pelo: Tetis se hallaba entre los guerreros y les excitaba el deseo de llorar. Regadas de lágrimas quedaron las arenas, regadas de lágrimas se veían las armaduras de los hombres. ¡Tal era el héroe causa de fuga para los enemigos, de quien entonces padecían soledad! Y el Pélida comenzó entre ellos el funeral lamento colocando sus manos homicidas sobre el pecho de su amigo:


“¡Alégrate, ¡oh Patroclo!, aunque estés en el Hades! Ya voy a cumplirte cuanto te prometiera: He traído arrastrando el cadáver de Héctor, que entregaré a los perros, para que lo despedacen cruelmente; y degollaré ante tu pira a doce hijos de troyanos ilustres, por la cólera que me causó tu muerte.”


Dijo; y para tratar ignominiosamente al divino Héctor, lo tendió boca abajo en el polvo, cabe al lecho del Menetíada. Quitáronse todos la luciente armadura de bronce, desuncieron los corceles de sonoros relinchos, y sentáronse en gran número cerca de la nave del Eácida, el de los pies ligeros, que les dio espléndido banquete funeral. Muchos bueyes blancos, ovejas y balantes cabras palpitaban al ser degollados con el hierro; gran copia de grasos puercos, de albos dientes, se asaban, extendidos sobre la llama de Hefesto; y en torno del cadáver la sangre corría en abundancia por todas partes.


Los reyes aqueos llevaron al Pélida, el de los pies ligeros, que tenía el corazón afligido por la muerte del compañero, a la tienda de Agamenón Atrida, después de persuadirle con mucho trabajo; ya en ella, mandaron a los heraldos, de voz sonora, que pusieran al fuego un gran trípode por si lograban que aquél se lavase las manchas de sangre y polvo. Pero Aquiles se negó obstinadamente, e hizo, además, un juramento:


“¡No, por Zeus, el supremo y más poderoso de los dioses! No es justo que el baño moje mi cabeza hasta que ponga a Patroclo en la pira, le erija un túmulo y me corte la cabellera; porque pesar tan grande no volverá a sentirlo mi corazón mientras me cuente entre los vivos. Ahora celebremos el triste banquete; y cuando se descubra la aurora, manda, ¡oh rey de hombres, Agamenón!, que traigan la leña y la coloquen como conviene a un muerto que baja a la región sombría, para que pronto el fuego infatigable consuma y haga desaparecer de nuestra vista el cadáver de Patroclo, y los guerreros vuelvan a sus ocupaciones.”


Así dijo; y ellos le escucharon y obedecieron. Dispuesta con prontitud la cena, comieron todos, y nadie careció de la debida porción. Mas después que hubieron satisfecho de comida y de bebida al apetito, se fueron a dormir a sus tiendas. Quedóse el Pélida con muchos mirmidones, dando profundos suspiros, a orillas del multirresonante mar, en un lugar limpio donde las olas bañaban la playa; pero no tardó en vencerle el sueño, que disipa los cuidados del ánimo, esparciéndose suave en torno suyo; pues el héroe había fatigado mucho sus fornidos miembros persiguiendo a Héctor alrededor de la ventosa Ilión. Entonces vino a encontrarle el alma del mísero Patroclo, semejante en un todo a él cuando vivía, tanto por su estatura y hermosos ojos, como por las vestiduras que llevaba; y poniéndose sobre la cabeza de Aquiles, le dijo estas palabras:


“¿Duermes, Aquiles, y me tienes olvidado? Te cuidabas de mí mientras vivía, y ahora que he muerto me abandonas. Entiérrame cuanto antes, para que pueda pasar las puertas del Hades; pues las almas, que son imágenes de los difuntos, me rechazan y no me permiten que atraviese el río y me junte con ellas; y de este modo voy errante por alrededores del palacio, de anchas puertas, de Hades. Dame la mano, te lo pido llorando; pues ya no volveré del Hades cuando hayáis entregado mi cadáver al fuego. Ni ya, gozando de vida, conversaremos separadamente de los amigos; pues me devoró la odiosa muerte que el Hado, cuando nací me deparara.”  


(Homero. La Ilíada. Canto XXIII. Trad. Luis Segalá y Estalella. Buenos Aires: Editorial de Ediciones Selectas, 1965. Pág. 363).


 

Evocación de los muertos

El barco de Odiseo viajando a los confines de la Tierra

(De la Odisea de Homero)...“En llegando a la nave y al divino mar, echamos al agua la negra embarcación, izamos el mástil y descogimos el velamen, cargamos luego reses, y, por fin, nos embarcamos nosotros, muy tristes y vertiendo copiosas lágrimas. Por detrás de la nave de azulada proa soplaba favorable viento, que henchía las velas; buen compañero que nos mandó Circe, la de lindas trenzas, deidad poderosa, dotada de voz. Colocados cada uno de los aparejos en su sitio, nos sentamos en la nave. A esta conducíala el viento y el piloto, y durante el día fue andando a velas desplegadas, hasta que se puso el sol y las tinieblas ocuparon todos los caminos.


Entonces arribamos a los confines del Océano, de profunda corriente. Allí están el pueblo y la ciudad de los Cimerios entre nieblas y nubes, sin que jamás el sol resplandeciente los ilumine con sus rayos, ni cuando sube al cielo, estrellado, ni cuando vuelve del cielo a la tierra, pues una noche perniciosa se extiende sobre los míseros mortales.


A este paraje fue nuestro bajel, que sacamos a la playa; y nosotros, asiendo las ovejas, anduvimos a lo largo de la corriente del Océano hasta llegar al sitio indicado por Circe.


Allí Perimedes y Euríloco sostuvieron las víctimas, y yo, desenvainando la aguda espada que cerca al muslo llevaba, abrí un hoyo de un codo por un lado; hice alrededor libaciones a todos los muertos, primeramente con aguamiel, luego con dulce vino y a la tercera vez con agua; y lo despolvoreé todo con blanca harina. Acto seguido supliqué con fervor a las inanes cabezas de los muertos, y voté que cuando llegara a Itaca, les sacrificaría en el palacio una vaca no paridera, la mejor que hubiese, y que en su obsequio llenaría la pira de cosas excelentes, y también que a Tiresias le inmolaría aparte un carnero completamente negro, que descollase entre nuestros rebaños. Después de haber rogado con votos y súplicas al pueblo de los difuntos, tomé las reses, las degollé encima del hoyo, corrió la negra sangre y al instante se congregaron, saliendo del Erebo, las almas de los fallecidos: mujeres jóvenes, mancebos, ancianos que en otro tiempo padecieron muchos males, tiernas doncellas con el ánimo angustiado por reciente pesar, y muchos varones que habían muerto en la guerra, heridos por broncíneas lanzas, y mostraba ensangrentadas armaduras; agitábanse todas con grandísimo murmullo alrededor del hoyo, unas por un lado y otras por otro; y el pálido terror se enseñoreó de mí. Al punto exhorté a los compañeros y les di orden de que desollaran las reses tomándolas del suelo, donde yacían degolladas por el cruel bronce, y las quemaran inmediatamente, haciendo votos al poderoso Hades y a la veneranda Persefonea; y yo, desenvainando la aguda espada que cerca del muslo llevaba, me senté y no permití que las inanes cabezas de los muertos se acercaran a la sangre antes que hubiese interrogado a Tiresias.


La primera que vino fue el alma de nuestro compañero Elpénor, el cual aún no había recibido sepultura en la tierra inmensa; pues dejamos su cuerpo en la mansión de Circe sin enterrarlo ni llorarlo, porque nos apremiaban otros trabajos. Al verlo lloré, le compadecí en mi corazón y, hablándole, le dije estas aladas palabras:
Odiseo.- ¡Oh Elpénor! ¿Cómo viniste a estas tinieblas calignosas? Tu has llegado a pie, antes que yo en la negra nave.


Así le hablé; y él, dando un suspiro, me respondió con estas palabras:
Elpénor.- ¡Laertíada, del linaje de Zeus! ¡Odiseo, fecundo en ardides! Dañáronme la mala voluntad de algún dios y el exceso de vino. Habiéndome acostado en la mansión de Circe, no pensé en volver atrás, a fin de bajar por la larga escalera, y caí desde el techo; se me rompieron las vértebras del cuello y mi alma descendió a la mansión de Hades. Ahora te suplico en nombre de los que se quedaron en tu casa y no están presentes-de tu esposa, de tu padre, que te crió cuando eras niño, y de Telémaco, el único vástago que dejaste en el palacio-: sé que, partiendo de acá de la morada de Hades, detendrás la bien construida nave en la isla de Eea; pues yo te ruego, oh rey, que al llegar te acuerdes de mí. No te vayas dejando mi cuerpo sin llorarle ni enterrarlo, a fin de que no excite contra ti, la cólera de los dioses; por el contrario, quema mi cadáver con las armas de que me servía y erígeme un túmulo en la ribera del espumoso mar, para que de este hombre desgraciado tengan noticia los venideros. Hazlo así y clava en el túmulo aquel remo con que, estando vivo, bogaba yo con mis compañeros.


Tales fueron sus palabras; y le respondí, diciendo:
Odiseo.- Todo te lo haré, oh infeliz, todo te lo llevaré a cumplimiento.” 


(Homero. La Odisea. Rapsodia XI. Caracas, Ediciones Tacarigua. Pág. 145).
 

jueves, 19 de marzo de 2009

Antígona o Ismena

Antígona e Ismena, por Thomas Armstrong
Antígona e Ismena, por Thomas Armstrong


Yo últimamente he pensado que para que Antígona exista debe existir del mismo modo Ismena. Esto podría resultar banal pensarlo como frase suelta pero no lo es en lo aboluto. Paso a explicar por qué...Recordando un tanto la tragedia de Sófocles, ahora pienso que una decisión bastante triste y desafortunada es la que toma Ismena al obedecer sumisamente el mandato de Creonte de que el cadáver de Polínices permanezca insepulto. Siendo Polínices hermano de Ismena y de Antígona, parece claro que en las tragedias griegas casi siempre predomina un SÍ y un NO. De ambas hermanas, Antígona toma el partido de los dioses, y decide darle cumplimiento a las exequias de Polínices, aún contraviniendo la orden de Creonte, la cual se ha publicado por todo el reino de Tebas. Sin embargo, Ismena simplemente al no decidir darle sepultura a su hermano, permanecerá inquieta y desubicada, angustiada y sobresaltada, pesarosa y desencajada, todo ello por renunciar a su derecho familiar que en cierta medida, tanto Creonte, como la misma Antígona, le han usurpado. De allí la complejidad y lo inefable de esta tragedia griega, la tragedia de Antígona es la tragedia vivida por mucha gente en la vida.


Un viejo amigo, antiguo colaborador de este blog, me estuvo explicando hace ya algún tiempo, que el hecho de no querer o no poder darle sepultura a un ser querido, se daba cuando "otro", que a veces tiene nuestra propia sangre - esto pienso yo - se apropia del cadáver sea porque él o ella se considera nuestro antagonista político, militar o religioso (esto último fueron sus palabras). ¡Y en cuántas guerras ha ocurrido siempre lo mismo!

Tanto si vemos la muerte por ejemplo del líder africano Patrick Lumumba (adversario político en el Congo en los años 60), como si vemos el ultraje que también iba a recibir Patroclo y el recibido por Héctor (adversarios militares en la Ilíada), así como también en nuestro siglo XX el genocidio burocratizado contra los judíos en Europa, llevado a cabo por las SS y por el Partido Nazi
, nos daremos cuenta inmediatamente que el tema y el mito de Antígona sigue vivo y seguirá vivo siempre en nuestra sociedad.

A mí me gustaría proponer una categoría para el estudio psicológico de quienes han sido privados de enterrar o hacerle funerales a un ser querido, sea por la apropiación real o simbólica del cadáver de ese ser. Al hecho de no querer o, sólo en algunos casos, cuando no se puede enterrar o cremar el cadáver de nuestro ser allegado, lo llamo Ismenismo. ¿Y por qué ismenismo?

Porque Ismena en la tragedia Antígona de Sófocles no quiere o no puede enterrar a su hermano, so pena de perder su propia vida; debido a que "otro" se apropió del cadáver de su familiar, llámese Creonte o Antígona.

Autor: Sócrates Adamantios Tsokonas

martes, 17 de marzo de 2009

La Crestomatía de Proclo

El Caballo de Troya
El Caballo de Troya


La versión que nos ofrece el resumen de Proclo sobre este poema es la siguiente:

A continuación están los cuatro libros de la Pequeña Ilíada de Lesques de Mitilene , cuyo contenido es el siguiente:

Tiene lugar el juicio de las armas y Ulises las consigue, según la voluntad de Atenea. Áyax, que se vuelve loco, destroza el botín de los aqueos y se da muerte a sí mismo.

Después de eso, Ulises tiende una emboscada a Héleno y lo captura. Al vaticinar éste acerca de la toma de la ciudad, Diomedes trae a Filoctetes desde Lemnos. Curado éste por Macaón, mata a Alejandro en combate singular. El cadáver, ultrajado por Menelao, logran llevárselo los troyanos y lo entierran.

Después de eso, Deífobo desposa a Helena.

Ulises se trae a Neoptólemo de Esciros y le da las armas de su padre. Aquiles se les aparece.

Eurípilo, hijo de Télefo, llega en auxilio de los troyanos. Aunque destaca en la batalla, lo mata Neoptólemo.

Los troyanos sufren el asedio.

Epeo, de acuerdo con el plan de Atenea, construye el caballo de madera.

Ulises, tras haberse desfigurado, se presenta en Troya como espía y, reconocido por Helena, planea con ella la captura de la ciudad. Tras matar a algunos troyanos, regresa a las naves.

Después de eso, con la ayuda de Diomedes, se lleva de Troya el Paladión.

Luego, una vez que han hecho entrar a los mejores en el caballo de madera y han quemado las tiendas, los demás griegos se retiran de Ténedos.

Los troyanos, pensando que se han librado de sus males, acogen en la ciudad el caballo de madera, tras abrir una brecha en el muro, y se banquetean, en la idea de que han vencido a los griegos.

Fuente:
Alberto Bernabé Pajares. Fragmentos de épica griega arcaica.
ISBN 8424935241

 

viernes, 13 de marzo de 2009

Biblioteca Mitológica

Esto que viene a continuación es parte de lo que he estado leyendo y revisando y quería compartirlo con ustedes. Se trata de uno de los epítomes (una suerte de resúmenes) de un Apolodoro, un mitógrafo griego, a menudo confundido con Apolodoro de Atenas.

Tiene que ver con lo que ocurrió en Troya desde la muerte de Aquiles hasta la toma propiamente dicha de la ciudad, lo cual fue el fruto de muchos mitos, alimentados todos de la épica homérica. Espero que lo disfruten. Aquí les va:



Pentesilea, hija de Otrere y Ares, que mató involuntariamente a Hipólita y fue purificada por Príamo, cuando se produjo el combate, dio muerte a muchos, entre ellos a Macaón; más tarde murió a su vez a manos de Aquiles, que enamorado de la amazona después de muerta, mató también a Tersites por injuriarlo.
Hipólita era madre de Hipólito, también llamada Glauce y Melanipa. Esta cuando se estaban celebrando las bodas de Fedra, se presentó armada con sus amazonas y dijo que mataría a los invitados de Teseo. Así, trabado combate, murió, bien involuntariamente a manos de su camarada Pentesilea, bien a manos de Teseo o bien porque los de Teseo, cuando vieron la posición de las amazonas, cerraron rápidamente las puertas y aislándola a ella dentro, la mataron. A Memnón, el hijo de Titono y Eos, que se había presentado en Troya con grandes fuerzas de etíopes contra los helenos y había matado a muchos, incluso a Antíloco, lo mató Aquiles. Y habiendo perseguido también a los troyanos, resultó alcanzado por una flecha en el tobillo por Alejandro y Apolo junto a las puertas Esceas. Tuvo lugar entonces un combate por el cadáver; Áyax dio muerte a Glauco y entregó las armas para que las llevaran a las naves y, cargando con el cuerpo bajo una lluvia de proyectiles, atravesó por medio de los enemigos, en tanto que Odiseo combatía a los atacantes.

Muerto Aquiles el ejército se vio abrumado de desgracias. Lo enterraron en la Isla Blanca junto a Patroclo, mezclados los huesos de cada uno. Se dice además que tras la muerte Aquiles vivió con Medea. Se celebraron juegos en su honor, en los cuales Eumelo venció en carros, Diomedes en carrera a pie, Ayante en disco y Teucro en arco. Su armadura se puso como premio para el vencedor; descendieron también a la competición Áyax y Odiseo; y, arbitrando los troyanos o, según algunos, los aliados, resultó elegido Odiseo. Entonces Áyax, perturbado por el disgusto, tramó atacar por la noche al ejército; además, habiéndole infundido Atenea la locura, se dirigió espada en mano hacia los ganados; fuera de sí dio muerte a los rebaños con sus boyeros, como si fueran aqueos. Cuando más tarde volvió en sí, se mató a sí mismo. Agamenón impidió que se quemara su cuerpo y él es el único de los que murieron en Ilión que yace en una urna; su sepulcro se halla en Reteo.


Pintor Exequias - Áyax preparando su propia muerte Áyax preparando su suicidio. Reproducción de un ánfora de figuras negras
pintada por Exequias (530–525 a. C.)

Durando la guerra ya diez años y desalentados los helenos, Calcante les predijo que no podrían tomar Troya de ninguna manera si no lograban el apoyo del arco y las flechas de Heracles. Oído esto, Odiseo se fue junto con Diomedes a Lemnos hacia Filoctetes y habiéndose apoderado del arco y las flechas con un engaño, lo convenció para que navegara a Troya. Cuando llegó y fue curado por Podalirio, disparó a Alejandro. Muerto éste, Héleno y Deífobo discutieron por el matrimonio con Helena; y habiendo sido elegido Deífobo, Héleno, abandonada Troya, vivió en el Ida. Dijo además Calcante que Héleno sabía los oráculos que amparaban la ciudad; así, Odiseo le tendió una emboscada y lo capturó, conduciéndolo al campamento.

Entonces Héleno obligado dijo cómo podría tomarse Ilión: en primer lugar si les fueran traídos los huesos de Pélope; después si Neoptólemo se aliara y en tercer lugar si fuera robado el Paladio, caído del cielo; pues estando éste dentro, no se podría tomar la ciudad.

Oído esto , los helenos hicieron transportar los huesos de Pélope y enviaron a Odiseo y Fénix ante Licomedes en Esciros, que lo convencieron para que cediese a Neoptólemo. Cuando llegó al campamento, después de recibir la armadura de su padre espontáneamente de manos de Odiseo, mató a muchos troyanos.

Más tarde llegó Eurípilo, el hijo de Télefo, como aliado para los troyanos, conduciendo grandes fuerzas de misios; también a este, que hacía proezas lo mató Neoptólemo. Por otro lado, Odiseo junto con Diomedes fue por la noche a la ciudad; dejó allí esperando a Diomedes y él, camuflado y vestido con ropas pobres, penetró en la ciudad como un mendigo desconocido; pero fue reconocido por Helena y gracias a ella robó el Paladio, mató a muchos vigilantes y volvió a las naves junto con Diomedes.

Posteriormente ideó la construcción del caballo de madera y se lo hizo concebir a Epeo, que era constructor. Éste cortando madera del Ida construyó el caballo, hueco por dentro y con aberturas por los lados. Odiseo convenció a los cincuenta más valientes o tres mil, como dice el autor de la Pequeña Ilíada, a entrar en él, a los demás en cambio al caer la noche, después de pegar fuego a las tiendas y habiéndose hecho a la mar, a quedarse anclados en torno a Ténedos y pasada la siguiente noche navegar de nuevo a la costa. Obedecieron e hicieron entrar en el caballo a los más valientes, luego de nombrar capitán a Odiseo, y grabaron unas letras que manifestaban: "Los helenos dedican a Atenea este testimonio de reconocimiento por el regreso a casa". Y después de pegar ellos mismos fuego a las tiendas y de abandonar a Sinón, que debía encenderles una señal luminosa, se hicieron a la mar por la noche y quedaron anclados en torno a Ténedos.


Caballo de TroyaCaballo de Troya

Cuando se hizo de día los troyanos contemplaron el campamento de los helenos desierto y creyendo que habían huido, arrastraron el caballo llenos de alegría y lo emplazaron ante el palacio de Príamo y deliberaron qué debía hacerse. Al decir Casandra que dentro había una fuerza armada y además al ratificarlo Laocoonte el adivino, a unos les pareció mejor quemarlo, a otros arrojarlo a los acantilados; sin embargo la opinión de la mayoría fue la de conservarlo intacto como una ofrenda a los dioses, se dedicaron a un sacrificio y celebraron un banquete.

Con todo Apolo les envió una señal, pues dos serpientes atravesaron a nado el mar desde las islas cercanas y devoraron a los hijos de Laocoonte. Cuando se hizo de noche y el sueño se apoderó de todos, los helenos se acercaron por mar desde Ténedos a la costa y Sinón desde la tumba de Aquiles les encendió la señal luminosa. Pero en esto Helena fue alrededor del caballo e imitando las voces de las mujeres de cada uno, llamaba a los valientes guerreros y cuando Anticlo quiso responder, Odiseo le tapó la boca. Cuando consideraron que los enemigos dormirían ya, abrieron el caballo y salieron con las armas; y el primero en salir, Equión, hijo de Porteo, se mató al saltar; los demás se descolgaron ellos mismos por una cuerda y subidos sobre las murallas encendieron la señal y abrieron las puertas para recibir a los que habían venido por mar desde Ténedos. Avanzaron con las armas preparadas hacia la ciudad y entrando en las casas iban matando a los que dormían.

Neoptólemo mató a Príamo, que se había refugiado en el altar de Zeus Protector; por su parte Odiseo y Menelao salvaron armas en mano a Glauco, reconociéndolo cuando huía hacia su casa; Eneas, hijo de Anquises, se puso encima a su padre y escapó, pues los helenos lo dejaron ir intacto por su piedad; Menelao mató a Deífobo y condujo hacia las naves a Helena; los hijos de Teseo, Demofonte y Acamante, se llevaron también a Etra, la madre de Teseo, pues dicen que éstos vinieron más tarde a Troya; Áyax el locro viendo a Casandra abrazada a un estatua de madera de Atenea, la violó, y por esto la estatua mira hacia el cielo.


Después de matar a los troyanos, pegaron fuego a la ciudad y se repartieron el botín; ofrecieron sacrificios a todos los dioses y arrojaron desde las torres a Astianacte, degollando a Políxena sobre la tumba de Aquiles. Agamenón consiguió por privilegio a Casandra, Neoptólemo a Andrómaca y Odiseo a Hécuba, aunque según dicen algunos fue Héleno el que la obtuvo, y habiéndose ido al Quersoneso, se convirtió en perra y él la enterró en un lugar que hoy se llama el Sepulcro de la Perra. A Laódice, que sobresalía por su belleza entre las hijas de Príamo, la sepultó la tierra abriéndose a la vista de todos. Y cuando iban a hacerse a la mar después de haber saqueado Troya, se vieron retenidos por Calcante, que les dijo que Atenea estaba encolerizada por la impiedad de Áyax y que por tanto debían matarlo; pero este se refugió en el altar y entonces lo dejaron sano y salvo.



Fuente: Apolodoro. Biblioteca Mitológica. Akal; Madrid, 1987.
ISBN: 8476001797.


Más información de la biblioteca mitológica:


Esta obra elaborada en el siglo I o en el II d. C. recopila, de manera detallada pero incompleta, la mitología griega tradicional, desde los orígenes del universo hasta la Guerra de Troya.

La Biblioteca mitológica ha sido usada como referencia por los clasicistas desde la época de su compilación hasta la actualidad, y ha influido en la literatura sobre el mundo clásico desde la Antigüedad hasta Robert Graves. Proporciona una historia de los mitos griegos, contando la historia de todas las grandes dinastías de la mitología heroica y los episodios relacionados con los principales héroes y heroínas, desde Jasón y Perseo hasta Heracles y Helena de Troya.

Como fuente primaria para los mitos griegos, como obra de referencia y como indicio de cómo los propios escritores griegos antiguos veían sus tradiciones míticas, es indispensable para cualquiera que tenga interés por la mitología clásica.


Epítome V de Apolodoro (Biblioteca mitológica)

Esto que viene a continuación es parte de lo que he estado leyendo y revisando y quería compartirlo con ustedes. Se trata de uno de los epítomes (una suerte de resúmenes) de un Apolodoro, un mitógrafo griego, a menudo confundido con Apolodoro de Atenas.

Tiene que ver con lo que ocurrió en Troya desde la muerte de Aquiles hasta la toma propiamente dicha de la ciudad, lo cual fue el fruto de muchos mitos, alimentados todos de la épica homérica. Espero que lo disfruten. Aquí les va:

AquilesPentesilea, hija de Otrere y Ares, que mató involuntariamente a Hipólita y fue purificada por Príamo, cuando se produjo el combate, dio muerte a muchos, entre ellos a Macaón; más tarde murió a su vez a manos de Aquiles, que enamorado de la amazona después de muerta, mató también a Tersites por injuriarlo.
Hipólita era madre de Hipólito, también llamada Glauce y Melanipa. Esta cuando se estaban celebrando las bodas de Fedra, se presentó armada con sus amazonas y dijo que mataría a los invitados de Teseo. Así, trabado combate, murió, bien involuntariamente a manos de su camarada Pentesilea, bien a manos de Teseo o bien porque los de Teseo, cuando vieron la posición de las amazonas, cerraron rápidamente las puertas y aislándola a ella dentro, la mataron. A Memnón, el hijo de Titono y Eos, que se había presentado en Troya con grandes fuerzas de etíopes contra los helenos y había matado a muchos, incluso a Antíloco, lo mató Aquiles. Y habiendo perseguido también a los troyanos, resultó alcanzado por una flecha en el tobillo por Alejandro y Apolo junto a las puertas Esceas. Tuvo lugar entonces un combate por el cadáver; Áyax dio muerte a Glauco y entregó las armas para que las llevaran a las naves y, cargando con el cuerpo bajo una lluvia de proyectiles, atravesó por medio de los enemigos, en tanto que Odiseo combatía a los atacantes.

Muerto Aquiles el ejército se vio abrumado de desgracias. Lo enterraron en la Isla Blanca junto a Patroclo, mezclados los huesos de cada uno. Se dice además que tras la muerte Aquiles vivió con Medea. Se celebraron juegos en su honor, en los cuales Eumelo venció en carros, Diomedes en carrera a pie, Ayante en disco y Teucro en arco. Su armadura se puso como premio para el vencedor; descendieron también a la competición Áyax y Odiseo; y, arbitrando los troyanos o, según algunos, los aliados, resultó elegido Odiseo. Entonces Áyax, perturbado por el disgusto, tramó atacar por la noche al ejército; además, habiéndole infundido Atenea la locura, se dirigió espada en mano hacia los ganados; fuera de sí dio muerte a los rebaños con sus boyeros, como si fueran aqueos. Cuando más tarde volvió en sí, se mató a sí mismo. Agamenón impidió que se quemara su cuerpo y él es el único de los que murieron en Ilión que yace en una urna; su sepulcro se halla en Reteo.

Pintor Exequias - Áyax preparando su propia muerte Áyax preparando su suicidio. Reproducción de un ánfora de figuras negras
pintada por Exequias (530–525 a. C.)

Durando la guerra ya diez años y desalentados los helenos, Calcante les predijo que no podrían tomar Troya de ninguna manera si no lograban el apoyo del arco y las flechas de Heracles. Oído esto, Odiseo se fue junto con Diomedes a Lemnos hacia Filoctetes y habiéndose apoderado del arco y las flechas con un engaño, lo convenció para que navegara a Troya. Cuando llegó y fue curado por Podalirio, disparó a Alejandro. Muerto éste, Héleno y Deífobo discutieron por el matrimonio con Helena; y habiendo sido elegido Deífobo, Héleno, abandonada Troya, vivió en el Ida. Dijo además Calcante que Héleno sabía los oráculos que amparaban la ciudad; así, Odiseo le tendió una emboscada y lo capturó, conduciéndolo al campamento.

Entonces Héleno obligado dijo cómo podría tomarse Ilión: en primer lugar si les fueran traídos los huesos de Pélope; después si Neoptólemo se aliara y en tercer lugar si fuera robado el Paladio, caído del cielo; pues estando éste dentro, no se podría tomar la ciudad.

Oído esto , los helenos hicieron transportar los huesos de Pélope y enviaron a Odiseo y Fénix ante Licomedes en Esciros, que lo convencieron para que cediese a Neoptólemo. Cuando llegó al campamento, después de recibir la armadura de su padre espontáneamente de manos de Odiseo, mató a muchos troyanos.

Más tarde llegó Eurípilo, el hijo de Télefo, como aliado para los troyanos, conduciendo grandes fuerzas de misios; también a este, que hacía proezas lo mató Neoptólemo. Por otro lado, Odiseo junto con Diomedes fue por la noche a la ciudad; dejó allí esperando a Diomedes y él, camuflado y vestido con ropas pobres, penetró en la ciudad como un mendigo desconocido; pero fue reconocido por Helena y gracias a ella robó el Paladio, mató a muchos vigilantes y volvió a las naves junto con Diomedes.

Posteriormente ideó la construcción del caballo de madera y se lo hizo concebir a Epeo, que era constructor. Éste cortando madera del Ida construyó el caballo, hueco por dentro y con aberturas por los lados. Odiseo convenció a los cincuenta más valientes o tres mil, como dice el autor de la Pequeña Ilíada, a entrar en él, a los demás en cambio al caer la noche, después de pegar fuego a las tiendas y habiéndose hecho a la mar, a quedarse anclados en torno a Ténedos y pasada la siguiente noche navegar de nuevo a la costa. Obedecieron e hicieron entrar en el caballo a los más valientes, luego de nombrar capitán a Odiseo, y grabaron unas letras que manifestaban: "Los helenos dedican a Atenea este testimonio de reconocimiento por el regreso a casa". Y después de pegar ellos mismos fuego a las tiendas y de abandonar a Sinón, que debía encenderles una señal luminosa, se hicieron a la mar por la noche y quedaron anclados en torno a Ténedos.

Caballo de TroyaCaballo de Troya

Cuando se hizo de día los troyanos contemplaron el campamento de los helenos desierto y creyendo que habían huido, arrastraron el caballo llenos de alegría y lo emplazaron ante el palacio de Príamo y deliberaron qué debía hacerse. Al decir Casandra que dentro había una fuerza armada y además al ratificarlo Laocoonte el adivino, a unos les pareció mejor quemarlo, a otros arrojarlo a los acantilados; sin embargo la opinión de la mayoría fue la de conservarlo intacto como una ofrenda a los dioses, se dedicaron a un sacrificio y celebraron un banquete.

Con todo Apolo les envió una señal, pues dos serpientes atravesaron a nado el mar desde las islas cercanas y devoraron a los hijos de Laocoonte. Cuando se hizo de noche y el sueño se apoderó de todos, los helenos se acercaron por mar desde Ténedos a la costa y Sinón desde la tumba de Aquiles les encendió la señal luminosa. Pero en esto Helena fue alrededor del caballo e imitando las voces de las mujeres de cada uno, llamaba a los valientes guerreros y cuando Anticlo quiso responder, Odiseo le tapó la boca. Cuando consideraron que los enemigos dormirían ya, abrieron el caballo y salieron con las armas; y el primero en salir, Equión, hijo de Porteo, se mató al saltar; los demás se descolgaron ellos mismos por una cuerda y subidos sobre las murallas encendieron la señal y abrieron las puertas para recibir a los que habían venido por mar desde Ténedos. Avanzaron con las armas preparadas hacia la ciudad y entrando en las casas iban matando a los que dormían.

Neoptólemo mató a Príamo, que se había refugiado en el altar de Zeus Protector; por su parte Odiseo y Menelao salvaron armas en mano a Glauco, reconociéndolo cuando huía hacia su casa; Eneas, hijo de Anquises, se puso encima a su padre y escapó, pues los helenos lo dejaron ir intacto por su piedad; Menelao mató a Deífobo y condujo hacia las naves a Helena; los hijos de Teseo, Demofonte y Acamante, se llevaron también a Etra, la madre de Teseo, pues dicen que éstos vinieron más tarde a Troya; Áyax el locro viendo a Casandra abrazada a un estatua de madera de Atenea, la violó, y por esto la estatua mira hacia el cielo.


Después de matar a los troyanos, pegaron fuego a la ciudad y se repartieron el botín; ofrecieron sacrificios a todos los dioses y arrojaron desde las torres a Astianacte, degollando a Políxena sobre la tumba de Aquiles. Agamenón consiguió por privilegio a Casandra, Neoptólemo a Andrómaca y Odiseo a Hécuba, aunque según dicen algunos fue Héleno el que la obtuvo, y habiéndose ido al Quersoneso, se convirtió en perra y él la enterró en un lugar que hoy se llama el Sepulcro de la Perra. A Laódice, que sobresalía por su belleza entre las hijas de Príamo, la sepultó la tierra abriéndose a la vista de todos. Y cuando iban a hacerse a la mar después de haber saqueado Troya, se vieron retenidos por Calcante, que les dijo que Atenea estaba encolerizada por la impiedad de Áyax y que por tanto debían matarlo; pero este se refugió en el altar y entonces lo dejaron sano y salvo.

Fuente: Apolodoro. Biblioteca Mitológica. Akal; Madrid, 1987.
ISBN: 8476001797.


miércoles, 11 de marzo de 2009

La guerra de Troya

Aquí un pequeño video conseguido en Youtube, el audio está un tanto dañado pero se puede entender bien, y de verdad vale la pena por cuanto nos narra toda la Ilíada en tres minutos y medio, más otra parte que no aparece en esta obra de Homero y que imaginaron, recrearon y poetizaron varios autores posteriores. Esperamos que les guste.



Fuente: Youtube

Sumario de National Geographic

La guerra de Troya

La "Ilíada" de Homero y los descubrimientos arqueológicos ofrecen una completa panorámica del largo conflicto que enfrentó en el siglo XIII a.C., en plena Edad del Bronce, a griegos contra troyanos.

En torno al año 1200 a.C., quince mil guerreros griegos llegaron a Asia Menor dispuestos a tomar Troya y su fortaleza. Homero cantaría el triste sino de una ciudad cuyos restos siguen estudiando hoy los arqueólogos. La guerra de Troya ha fascinado a generaciones de lectores, pero ¿hay que creer lo que cuenta Homero? ¿Son sus poemas un relato fidedigno de un suceso histórico? ¿O bien la guerra de Troya no es más que un producto de la imaginación del poeta?

Eso fue lo que los historiadores creyeron durante mucho tiempo. Hasta que a finales del siglo XIX los avances en la investigación han ido desmontando esta idea. En 1871, Heinrich Schliemann, arqueólogo y hombre de negocios alemán, descubrió, en una colina cerca del estrecho de Dardanelos, los restos de una población de la Edad de Bronce que identificó con la mítica Troya.

Imagen de National Geographic

Que esta ciudadela era poderosa lo demuestran sus impresionantes fortificaciones. Los hallazgos de cerámica y de objetos de metal y marfil, de origen micénico, indican que la ciudad era conocida y frecuentada por los mercaderes griegos del II milenio a.C. Pero, ¿qué justifica que los griegos organizasen una expedición para conquistarla?

Por lo visto, las riquezas de Troya, procedentes del peaje que la ciudad cobraba a las naves que fondeaban en su puerto, despertaron la codicia de los micénicos y su deseo de conquistarla. Más difícil es determinar el desarrollo de este conflicto, ya que la mayoría de testimonios son obras poéticas. Y a la poesía no puede exigírsele exactitud, sino belleza.

Tradicionalmente, la causa del estallido de la guerra se achaca al rapto de Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta, por parte del príncipe troyano Paris, hijo de Príamo y hermano del sucesor al trono, Héctor. Micenas, el reino más poderoso de la época, estaba regido por Agamenón, a quien recurrió su hermano Menelao tras el rapto de Helena. Se lanzó una proclama general y todos los caudillos micénicos decidieron tomar parte en la campaña.

Aunque Homero cifra en 1.184 barcos y 70.000 hombres las fuerzas griegas que invadieron Troya, los cálculos modernos creen más probable un total de 300 naves y 15.000 hombres. Por otro lado, una teoría actual sugiere que el caballo de Troya fue una máquina de asedio, como la representada en un relieve asirio en forma de equino. Los arqueólogos, lingüistas e investigadores deberán verter luz sobre un conflicto histórico en el que abundan las hipótesis.

Fuente: National Geographic
Para leer más información de artículos ir al siguiente enlace:

Temas sobre Grecia antigua en National Geographic


sábado, 7 de marzo de 2009

Vino salvador, vino maldito

polifemo y odiseo
Odiseo en la cueva de Polifemo


En el libro ix de la Odisea se narran las peripecias de Odiseo y sus amigos guerreros, que después de verse encerrados en la cueva de Polifemo, y al ver que éste se comía a algunos de ellos, logran escaparse gracias a una astucia o ardid muy célebre para quienes nos aficiona la lectura de Homero. Odiseo urde un plan para poder salir de la cueva, pues el Cíclope Polifemo, hijo de Poseidón y de una ninfa, se ha comido ya a varios de los amigos de Odiseo, quien le dice a Polifemo que se llama “Nadie” y que le iba a ofrecer un dulce presente. Polifemo no conoce los dones de la hospitalidad y no se alimenta de pan, sino que es antropófago y no es temeroso de los dioses.

Una vez que Polifemo ha devorado a varios compañeros de Odiseo, éste resuelve darle vino de beber en grandes cantidades, de tal modo que poco a poco Polifemo va cayendo en un gran sopor y llega a embriagarse con el vino y se duerme. Odiseo prepara al fuego una estaca de encina para clavársela con sus compañeros en el único ojo del Cíclope, el cual tras haber bebido vino en tales cantidades cae en un profundo sueño. Este es el momento en que Odiseo le clava la estaca ardiente de encina en el ojo, y lo deja ciego. En resumen, Odiseo y sus amigos se evaden de la gruta atándose a los vientres de las ovejas de Polifemo. Mientras tanto, el Cíclope gritaba “Nadie me ha herido”, “Nadie me ha herido”, con lo que los demás cíclopes no le prestaban atención pues lo daban por loco.

Por esta razón, Poseidón, el que bate la tierra, retrasa el regreso de Odiseo a Ítaca, ya que a quien Odiseo ha cegado es a su propio hijo; es decir, al mismo hijo de Poseidón.
Otra historia la tenemos en la misma Odisea, en el libro xi, cuando Odiseo desciende al Hades en búsqueda de las profecías de Tiresias. En este libro, el primero en aparecer es Elpénor, uno de los remeros y compañeros de Odiseo, que tras haber bebido demasiado vino en la mansión de Circe, pierde el equilibrio y se precipita desde lo alto de una habitación, cayendo rápidamente y rompiéndose el cuello. Elpénor se le aparece a Odiseo para pedirle le hagan honras fúnebres, pues su cadáver se halla insepulto, ya que a Odiseo otros trabajos lo apremiaban. Y así se lo cumplen, le hacen exequias y le erigen un túmulo, pues las almas de los insepultos están condenadas a vagar por cien años revoloteando en torno de las riberas del Estix, sin posibilidad de ser albergadas en el Hades hasta tanto no se le hagan los debidos funerales.

Autor: Sócrates Adamantios Tsokonas


jueves, 5 de marzo de 2009

Acerca del olivo y del aceite de oliva


El que viene a continuación es un artículo que conseguimos en Internet. Disfrútenlo!


El olivo, sus frutos y el aceite de oliva, están muy vinculados a la cultura griega, ya que como podemos apreciar en la mitología griega, se atribuye la fundación de Atenas a Cécrope, hacia el siglo XVI a. c. y a su promotora y protectora, la diosa Atenea quien, según la leyenda, hizo brotar un olivo en la ciudad con la punta de su lanza.

El mismo origen de Atenas es relacionado a la instalación del olivo por parte de Atenea, en lucha con Poseidón por la supremacía en la protección de la ciudad. Para calmar la contienda entre ellos, el sumo Zeus intervino, y estableció conceder el dominio de aquel territorio a quien fuera capaz de aportar el regalo más útil para la humanidad.

Poseidón llevó un caballo, animal resistente, veloz y capaz de aliviar el trabajo de los hombres; Atenea, en cambio, apareció con una pequeña ramita retorcida entre las manos, de sutiles hojuelas de color verde argénteo. Poseidón ya estaba saboreando la victoria cuando Atenea empezó a explicar las extraordinarias propiedades del olivo: una planta fuerte, capaz de vivir largos años y de producir frutos apetitosos y sabrosos, de los que los hombres podían extraer un líquido ideal para sazonar la comida (el aceite de oliva), dar fuerza al organismo, aliviar las heridas y también alumbrar la noche. La victoria de la diosa fue aplastante. Zeus decretó vencedora a Atenea, al donar a los ciudadanos la planta más útil y le fue concedida la soberanía sobre toda la región.

Árboles de olivoÁrboles de olivo

En la Odisea, la presencia del olivo se repite varias veces; por ejemplo, Odiseo y sus compañeros utilizan una viga de olivo para cegar al Cíclope. A menudo suceden episodios en que los protagonistas son untados de aceite de oliva, como habitualmente ocurría en la época. El aceite de oliva también se utilizó en el apresto, para untar el hilo. Quizás el paso más célebre es el relativo a la cama nupcial de Odiseo. Él mismo (Libro XXIII) “cortó un enorme olivo de vasta hojarasca y construyó a su alrededor una habitación”. Trabajó por lo tanto el tronco, encastrando en él adornos de oro, plata y marfil, creando un precioso y único tálamo.


Según la mitología, el arte de la agricultura les fue enseñado a los hombres por Aristeo, hijo de Apolo y de la ninfa Cirene. El cultivo del olivo fue tan importante que Aristeo también habría inventado los sistemas de extracción del aceite de oliva, entre los que se encontraría el lagar.
Hay que destacar que la presencia del olivo en la mitología es de gran importancia, directamente proporcional a la utilidad de la planta. Según una leyenda griega, una paloma partió de Fenicia para ofrecer una ramita de olivo al templo de Zeus en el Épiro.

El olivo no sólo esta vinculado con la literatura y la mitología sino que también se encuentra en la vida cotidiana, ya que a los vencedores en los juegos olímpicos griegos se les coronaba con ramas trenzadas de olivo desde la séptima olimpiada.


En la Grecia clásica hay numerosas muestras que rastrean el cultivo del olivo y el uso del aceite de oliva. La técnica del vareo ya se utilizaba, y escenas de vareadores griegos están plasmadas en ánforas decoradas. Para los griegos el olivo era un árbol totémico, sobre todo para los ciudadanos atenienses, puesto que el olivo está en el origen de la fundación de la "polis".

Aceitunas del olivoAceitunas o fruto del olivo

Aunque los habitantes de la Grecia antigua conocían el olivo silvestre, sus variedades cultivadas para la producción de aceite de oliva, procedían de Egipto, pero contribuyeron mucho a mejorar su cultivo y la extracción del aceite de oliva. La importancia de ambos aspectos se comprende mejor al estudiar la severa legislación que los protegía y regulaba: quien arrancase un olivo del Areópago, cerca de Acrópolis, podía verse condenado al exilio y a la confiscación de sus bienes; además, ningún ateniense podía talar más de dos olivos en sus propiedades. El cariño que los griegos sentían por el olivo se refleja en una leyenda según la cual, en torno al 480 a.C., durante las guerras médicas, el ejercito persa, mandado por Jerjes, se apoderó de Atenas y prendió fuego a la Acrópolis, en donde los árboles sagrados ardieron como antorchas. Cuando tras su victoria en Salamina los griegos regresaron a su patria sólo encontraron ruinas, ceniza y desolación. Pero Atenea, la diosa protectora de Atenas, hizo que los olivos sagrados rebrotasen durante la noche

Los griegos utilizaron el aceite de oliva como alimento; normalmente sus comidas se basaban en el pan, aceite, vino y miel, acompañadas a veces de queso y leche, pescado y carne. También emplearon el aceite de oliva como combustible para el alumbrado. El aceite de oliva también se utiliza como cosmético, en medicina humana y animal, para dar flexibilidad y suavidad a sus tejidos, así como sistema de conservación de otros alimentos.

Fuente:

http://www.sabor-artesano.com/aceite-oliva-grecia.htm

miércoles, 4 de marzo de 2009

Los viajes de Odiseo y Eneas: una comparación

De la página mexicana "Archivo Confidencial".

El artículo viene de una página de México. Esta elegante exposición es firmada por Fontana Moncada. Esto es lo único que logramos ver. Su correo, al menos, aparece, y es fontanamoncada@yahoo.es

La página es una agencia de noticias de Hermosillo, Sonora (México), y rastreando un dato que necesitaba nuestra atención, dimos finalmente con este artículo...¡De verdad que nos ha parecido excelente!

Los viajes de Odiseo y Eneas: una comparación
22 de abril de 2008

Odiseo y Eneas son dos hitos culturales en la comunicación de la cultura antigua hacia todo el mar Mediterráneo.En la II Jornada de Estudios Clásicos del Instituto de Historia de la UC, se abordará el tema de la antigüedad como construcción de un espacio interconectado".

Eneas saliendo de Troya, Federico Barocci (1598)
Odiseo y Eneas abandonaron la destruida ciudad de Troya con poco tiempo de diferencia y recorrieron rutas similares. En ambos casos se trató de viajes inaugurales hacia un occidente que no había figurado en los relatos anteriores. Los dos se vieron obligados a hacerlo en contra de su voluntad: el primero marcado por la necesidad de regresar a su isla y encontrar a sus familiares; el segundo impelido por la derrota y para cumplir un destino que se le iría develando de manera progresiva durante el viaje. Tuvieron en común el ser viajeros obligados a salvar los obstáculos que se interponían a sus respectivos puertos de llegada.

No obstante estas concordancias, el Mar Mediterráneo que cada uno de ellos describe será muy diferente. En el caso del primero, el poeta Homero tuvo la intención de mantener para su personaje aquel escenario que le llegaba por medio de las tradiciones y buscó arcaizar respecto de rutas y lugares del occidente que en su tiempo ya comenzaban a conocerse con mayores trazos de precisión. Virgilio, en cambio, hizo viajar a Eneas en el mar de su propio tiempo, esto es, aquel de fines del siglo I a.C., por lo tanto, conocido, descrito de forma minuciosa y a través del cual se realizaba una amplia circulación de personas, bienes e información.

La ruta de Odiseo, como todo lo que se refiere a los poemas homéricos, ha sido, y sigue siendo, objeto de una constante discusión. ¿Debemos entender que en el poema los lugares visitados corresponden a territorios específicos del mar? Hasta hoy el tema sigue abierto entre quienes abordan el argumento. Una línea, en la que se encuentan Finley ( edición inglesa revisada en 1977), Cartledge (2000) y Vidal-Naquet (2000), señalan que el viaje, en un territorio marítimo muy vasto, se ordena de acuerdo a un imaginario y no a una geografía precisa.

Entre más al occidente se viajaba, más se encontraban tierras generosas en las que los bienes de la naturaleza se daban de manera espontánea e inagotable, pero de manera simultánea, escaseaban aquellos modos de convivencia social construidos por los griegos y apreciados como formas necesarias para una adecuada convivencia. Las características centrales de algunos de estos lugares eran el olvido (Lotófagos), la violencia (Lestrigones), así como el más profundo desprecio hacia todo y todos (Cíclopes). En ellos no interesaba saber nada sobre el otro y las informaciones se olvidaban en breve o caían en el completo vacío. A cada lugar al que llegan los viajeros griegos se les ve dudar sobre la existencia de la ley de la hospitalidad -y de hecho en varias no existía-, así como también de la voluntad de mantener las promesas dadas a este respecto y el temor a que la violencia irrumpiese en cualquier momento, salvo en la isla de los feacios, por cierto. Cuanto más se alejan de la restringida zona del Mediterráneo oriental, los lugares de tierra aparecerán como dominios de magas y ninfas solitarias, mientras que en las aguas se encontrarán seductoras y peligrosas habitantes.

Nada de lo anterior se encuentra en el texto virgiliano puesto que allí cada uno de los lugares recorridos exhibe una conocida historia, ciudades que se están construyendo y formas de gobierno establecidas desde hace un cierto tiempo. Cartago, cuando los troyanos ponen pié en ella, es una ciudad que se está construyendo en el norte de África y la reina Dido la gobierna de acuerdo a las leyes. Muy cerca de ahí, Jarbas ejerce un poder centralizado sobre las tierras de Mauritania y rinde culto a los dioses mediterráneos que corresponden al período de la república romana. En Sicilia, Acestes hace otro tanto sobre una ciudad que tiene como uno de sus objetivos principales mantener vivas las tradiciones, mientras que del Lacio se dice que el rey Latino rige una tierra que vive en paz mediante un sistema de acuerdos y toma de decisiones conjuntas entre los diversos pueblos que habitan el centro de Italia. Será justamente la llegada de Eneas y los troyanos la que hará entrar en crisis toda la red de acuerdos previos. El escenario es aquí el de tierras conocidas, civilizadas, cuyos habitantes se muestran informados de lo que sucede aún en las tierras más remotas. Por contraste, en ellas ya no queda espacio para lo sorprendente y maravilloso que se encuentra tan presente en la Odisea homérica.


La importancia de Fama

¿Cómo es que los personajes de Virgilio sabían tanto sobre lo que sucedía en su tiempo? En La Eneida, la Guerra de Troya, así como la caída de la ciudad y el viaje de Eneas son hechos conocidos de manera amplia y detallada en el Mediterráneo. En cada uno de los lugares donde lleguen los troyanos serán reconocidos de inmediato, se les pedirá detalles de los sucesos en que se han visto envueltos e incluso se les agregará información a la que ellos mismos poseen. En todos estos lugares la información ha sido difundida a través de la Fama, de quien se pueden encontrar cuarenta y nueve menciones directas a lo largo del poema.

Ella es quien se encarga de difundir las noticias en las grandes ciudades. Lo hace llevando hasta ellas tanto las buenas como las malas, pero parece ser un hecho de que la estimulan más aquellas que anuncian un escándalo, una tragedia o la declaración de una guerra; las otras, las buenas, es probable que las hiciera circular con menos apuro. El aspecto físico de la Fama se relaciona con las noticias desgraciadas que transmite: es un monstruo horrendo y enorme , que tiene los pies rápidos y las alas infatigables, toda llena de oídos, bocas y orejas atentas. Ha hecho bien su trabajo al difundir las noticias de la guerra de Troya y lo hará más adelante cuando Dido y Eneas se unan, y lo seguirá haciendo con ocasión de la llegada de los troyanos a las tierras italianas.

La Fama, con su ilimitada capacidad de difundir la información, no puede ser reducida solo a lo que ha sido señalado hasta aquí. Su quehacer dice también en relación con la justa valoración de las personas, con la transmisión de las tradiciones, por lo tanto con un aspecto importante y muy considerado dentro de la sociedad romana; con la posibilidad que tienen los humanos de que sus acciones pervivan en la memoria de los hombres después de la muerte. El mismo poeta Virgilio señala en algunas ocasiones que él puede colaborar con la Fama al resaltar una acción cuyos méritos merecen ser conocidos y famosos.

Mientras la Odisea de Homero constituye un texto inicial para la historia del Mediterráneo, la Eneida es uno que se escribe cuando ya ha sido ya recorrido de manera íntegra, descrito en forma científica por los geógrafos ( Polibio, Estrabón y Plinio el Viejo), y los romanos están culminando su esfuerzo por conquistarlo y someterlo a un dominio efectivo. Para estos conquistadores resultaba de primera necesidad contar con la mayor cantidad de información posible de lo que ya comenzaban a vislumbrar como un mare nostrum.

II Jornada de Estudios Clásicos

El tema de la circulación de información en el Mediterráneo Antiguo será abordado por diversos especialistas, desde las variadas disciplinas que estudian este período, centrándose en la conformación de espacios comunes y amplios en el ámbito de la antigüedad, tanto en lo político como en otros aspectos: geográfico, circulación de las creencias, ideas, grupos sociales, personas, etc.

La pregunta sobre las interconexiones en el espacio mediterráneo durante la antigüedad tiene hoy especial vigencia. En la actualidad predomina la idea de que la interconexión de los espacios es una cuestión reciente dentro de la historia. Pero la antigüedad ofrece variados ejemplos de actividades desarrolladas en este plano y que bien pueden representar antecedentes de larga data, los que amplían y diversifican el argumento observado.

fontanamoncada@yahoo.es

martes, 3 de marzo de 2009

Una idea de Roger Caillois (1913-1978)

Sobre el concepto de la pureza y la impureza

Roger Caillois (1913-1978)
Roger Caillois (1913-1978)
Según Roger Caillois, el aspecto sagrado del mundo se halla en buena parte de las culturas. De tal forma que donde existe lo sagrado existe igualmente la pureza, pero también el aspecto mundano e impuro del mundo. En griego “ευαγης” significa puro o sagrado, mientras que el significado de “εναγης” quiere decir maldito, execrable o abominable. Ambos mundos son recíprocos, en donde hay santidad, puede aparecer del mismo modo la mancha. Tales mundos, el mundo sagrado y el profano, se acercan tanto como el bien y el mal, la pureza y la impureza, el temor y el deseo.

Sobre la pureza e impureza, basta pensar en la pubertad de la mujer, y cómo en algunas sociedades se la aparta de su vivienda natural, siendo confinada en un pequeño cuarto, especialmente construido para purificarla de su mancha. O a la parturienta, en el momento de dar a luz, sobre todo si es el primer hijo.

En todo caso, cuando se trata de la menarquía o las menstruaciones primeras, se aísla a la mujer preferiblemente sin tocar el suelo y sin que el sol la ilumine con sus rayos, de modo que ella no contamine la tierra ni a su comunidad.

No solamente las menstruantes, ni las parturientas sino también los guerreros que vienen de una faena sangrienta.

Sea que hayan matado un animal, sea que hayan matado una persona; donde haya derramamiento de sangre, hay contaminación de la pureza, de la santidad, de las fuerzas benéficas del mundo. Por tanto, todo aquello que encierre impurezas, tales como sangre, excrementos, inmundicias, cadáveres, deben ser absorbidas por un sacerdote, por alquien a quien se le considera sagrado, puro.

De tal forma que en algunas sociedades, cuando hay un individuo que ha roto con la legalidad del mundo de la justicia, sea por cometer asesinatos, sacrilegios, profanaciones de lo sagrado, este ser no debe ser muerto por la comunidad directamente. Son diversas las formas de llevar a tal individuo a expiar sus culpas.

Una de estas formas es dejarlo solo y mar adentro en un esquife que hace agua por todos lados, en otras culturas esto se hace atándole las manos para asegurar que la culpa no recaiga sobre la comunidad. El Levítico en este sentido es claro, se expían las culpas del transgresor mediante la muerte de un animal, como puede ser un toro o novillo. De aquí surge la idea del chivo expiatorio, al menos es una de las referencias escritas más antiguas que conocemos en Occidente.

El sacerdote, luego de muerto el animal, despedaza y bota fuera del campamento (vale decir, alejado del sagrado templo de Dios) los restos e impurezas del animal. Sólo él está en capacidad de hacer esto, ya que por su santidad puede absorber sin maleficio las culpas que han sido proyectadas por el transgresor en el animal.

Todo esto podría ser, para mí, un buen comienzo para el análisis de la tragedia Antígona de Sófocles, que se ha convertido en santa o “hagia”; esto es, sagrada, debido a la mancha con que se contaminó al tratar el cadáver de su hermano Polínices.

Autor: Sócrates Adamantios Tsokonas. Reseña escrita en base a un pasaje del libro de Caillois.
Para ver información detallada, revisar en el libro de Roger Caillois, llamado El hombre y lo sagrado, la parte sobre la pureza y la impureza.

lunes, 2 de marzo de 2009

Mapa de Atenas

Mapa del Metro de Atenas
Mapa del Metro de Atenas. Click sobre la imagen para agrandar

Éste es el mapa de la ciudad de Atenas que conseguí en la página del Metro de Atenas. Espero que les guste. Tenemos varios lugares interesantes que visitar, entre ellos: el Museo Arqueológico Nacional, el antiguo Ágora, la Acrópolis, el Teatro de Dionisos, el Templo de Zeus Olímpico; y muchos otros sitios de interés, tales como el Museo Histórico Nacional, el Edificio del Parlamento, la Plaza Syndagma, etc. Tuve la oportunidad de ir a la Acrópolis, y visité el Museo Arqueológico Nacional, realmente es impresionante. Una experiencia cara a cara contra más de 3000 años de historia. Obviamente existen un sinfín de lugares para visitar. La próxima vez que vaya trataré de visitar muchos de ellos.

Mapa de Atenas
Click sobre la imagen para agrandar. Mapa de Atenas


Fuente: Metro de Atenas y www.minube.com