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Filipo II y su hijo Alejandro Magno

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Hacer click aquí sobre este enlace para Ver el documental Filipo II de Macedonia y Alejandro Magno son dos figuras icónicas de la historia antigua. Aquí tienes un resumen de sus vidas hasta la muerte de Filipo II: ### Filipo II (382 a.C. - 336 a.C.) Filipo II nació en Pela, Macedonia, y se convirtió en regente en 359 a.C. tras la muerte de su sobrino, el rey Amintas IV. En 356 a.C., Filipo se proclamó rey de Macedonia. Durante su reinado, Filipo unificó Grecia bajo su liderazgo y fundó la Liga de Corinto en 337 a.C., una alianza de ciudades-estado griegas. Su objetivo principal era enfrentar a Persia y liberar a las ciudades griegas de Asia Menor. Filipo es conocido por sus reformas militares, incluyendo la creación de la famosa falange macedonia, una formación de infantería pesada que se convirtió en una fuerza formidable en el campo de batalla. En 338 a.C., Filipo derrotó a las fuerzas de Atenas y Tebas en la Batalla de Queronea, consolidando su control sobre Grecia. ### Alejandro Ma...

Diógenes y Alejandro Magno

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Diógenes y Alejandro **Alejandro Magno**: (Con su séquito, acercándose a Diógenes, quien está sentado en su barril bajo el sol) "¡Saludos, Diógenes! He oído hablar mucho de tu sabiduría. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? Pide lo que desees." **Diógenes**: (Mirando tranquilamente a Alejandro, sin levantarse) "Sí, apártate, estás tapando el sol." --- Esta anécdota ilustra la simplicidad y el desdén por las riquezas materiales que caracterizaban a Diógenes, así como su audacia al hablar con uno de los hombres más poderosos de su tiempo.  Gracias a Copilot de Microsoft

Dos cuentos sobre Diógenes

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Diógenes en su tonel U n día, estaba Diógenes comiendo un plato de lentejas sentado en el umbral de una casa cualquiera. No había nada en toda Atenas más barato en comida que el guiso de lentejas. Dicho de otra manera, comer guiso de lentejas era definirse en estado de la mayor precariedad. Pasó un ministro del emperador y le dijo: -¡Ay! Diógenes, si aprendieras a ser más sumiso y a adular un poco al emperador, no tendrías que comer tantas lentejas. Diógenes dejó de comer, levantó la vista y mirando al acaudalado interlocutor profundamente, le dijo: -Ay de ti, hermano. Si aprendieras a comer un poco de lentejas, no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador. D icen que Diógenes paseaba por las calles de Atenas vestido en harapos y durmiendo en los zaguanes. Cuentan que una mañana, cuando Diógenes estaba amodorrado todavía en el zaguán de la casa donde había pasado la noche, pasó por el lugar un acaudalado terrateniente. -Buen día -dijo el caballero. -Buen día -contestó Diógene...