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Mostrando las entradas de octubre, 2020

La esclava Euriclea reconoce a Odiseo. LA ODISEA

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  CANTO XIX Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella La esclava Euriclea reconoce a Odiseo 1 Quedóse en el palacio el divinal Odiseo y, junto con Atenea, pensaba en la matanza de los pretendientes cuando de súbito dijo a Telémaco estas aladas palabras: 4 —¡Telémaco! Es preciso llevar adentro todas las marciales armas y engañar a los pretendientes con blandos dichos cuando las echen de menos y te pregunten por ellas: 7 «Las he llevado lejos del humo, porque ya no parecen las que dejó Odiseo al partir para Troya; sino que están afeadas en la parte que alcanzó el ardor del fuego. Además, alguna deidad me sugirió en la mente esta otra razón más poderosa: no sea que, embriagándoos, trabéis una disputa, os hiráis los unos a los otros, y mancilléis el convite y el noviazgo; que ya el hierro por sí solo atrae al hombre». 14 Así se expresó. Telémaco obedeció a su padre y, llamando a su nodriza Euriclea, hablóle de esta suerte: 16 —¡Ama! Ea, tenme encerradas las mujeres en sus habitaciones, mien...

28 de Octubre de 1940 (80 años del Día del NO)

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Los pretendientes vejan a Odiseo. LA ODISEA

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CANTO XVIII Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella Los pretendientes vejan a Odiseo 1 Llegó entonces un mendigo que andaba por todo el pueblo; el cual pedía limosna en la ciudad de Ítaca, se señalaba por su vientre glotón —por comer y beber incesantemente— y hallábase falto de fuerza y de vigor, aunque tenía gran presencia. Arneo era su nombre, el que al nacer le puso su veneranda madre; pero llamábanle Iro todos los jóvenes, porque hacía los mandados que se le ordenaban. Intentó el tal sujeto, cuando llegó, echar a Odiseo de su propia casa e insultóle con estas aladas palabras: 10 —Retírate del umbral, oh viejo, para que no hayas de verte muy pronto asido de un pie y arrastrado afuera. ¿No adviertes que todos me guiñan el ojo, instigándome a que te arrastre, y no lo hago porque me da vergüenza? Mas, ea, álzate, si no quieres que en la disputa lleguemos a las manos. 14 Mirándole con torva faz, le respondió el ingenioso Odiseo: 15 —¡Infeliz! Ningún daño te causo, ni de palabra ni de obra...

Odiseo mendiga entre los pretendientes. LA ODISEA

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   CANTO XVII Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella Odiseo mendiga entre los pretendientes 1 Así que se descubrió la hija de la mañana, la Aurora de rosáceos dedos, Telémaco, hijo amado del divino Odiseo, ató a sus pies hermosas sandalias, asió una fornida lanza que se adaptaba a su mano y, disponiéndose a partir para la ciudad, habló de este modo a su porquerizo: 6 —¡Abuelo! Voyme a la ciudad, para que me vea mi madre: pues no creo que deje el triste llanto, ni el luctuoso gemir, hasta que nuevamente me haya visto. A ti te ordeno que lleves al infeliz huésped a la población, a fin de que mendigue en ella para comer, y el que quiera le dará un mendrugo y una copa de vino, pues yo tengo el ánimo apesarado y no puedo hacerme cargo de todos los hombres. Y si el huésped se irritase mucho, peor para él; que a mi me gusta decir las verdades. 16 Respondióle el ingenioso Odiseo: 17 —¡Amigo! También yo prefiero que no me detengan, pues más le conviene a un pobre mendigar la comida por l...