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Rescate de Héctor. LA ILÍADA

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CANTO XXIV Rescate de Héctor LA ILÍADA Trad. Luis Segalá y Estalella 1 Disolvióse la junta y los guerreros se dispersaron por las veloces naves, tomaron la cena y se regalaron con el dulce sueño. Aquiles lloraba, acordándose del compañero querido, sin que el sueño, que todo lo rinde, pudiera vencerlo: daba vueltas acá y a11á, y con amargura traía a la memoria el vigor y gran ánimo de Patroclo, lo que de mancomún con él había llevado al cabo y las penalidades que ambos habían padecido, ora combatiendo con los hombres, ora surcando las temibles ondas. Al recordarlo, prorrumpía en abundantes lágrimas; ya se echaba de lado, ya de espaldas, ya de pechos; y al fin, levantándose, vagaba inquieto por la orilla del mar. Nunca le pasaba inadvertido el despuntar de la aurora sobre el mar y sus riberas: entonces uncía al carro los ligeros corceles y, atando al mismo el cadáver de Héctor, arrastrábalo hasta dar tres vueltas al túmulo del difunto Menetíada; acto continuo volvía a r...

Batalla junto al río. LA ILÍADA

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CANTO XXI Batalla junto al río LA ILÍADA Trad. Luis Segalá y Estalella 1 Así que los troyanos llegaron al vado del vortiginoso Janto, río de hermosa corriente a quien el inmortal Zeus engendró, Aquiles los dividió en dos grupos. A los del primero echólos el héroe por la llanura hacia la ciudad, por donde los aqueos huían espantados el día anterior, cuando el esclarecido Héctor se mostraba furioso; por a11í se derramaron entonces los troyanos en su fuga, y Hera, para detenerlos, los envolvió en una densa niebla. Los otros rodaron al caudaloso río de argénteos vórtices, y cayeron en él con gran estrépito: resonaba la corriente, retumbaban ambas orillas y los troyanos nadaban acá y acullá, gritando, mientras eran arrastrados en torno de los remolinos. Como las langostas acosadas por la violencia de un fuego que estalla de repente vuelan hacia el río y se echan medrosas en el agua, de la misma manera la corriente sonora del Janto de profundos vórtices se llenó, por la pers...

Odiseo llega a Esqueria de los feacios. LA ODISEA

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CANTO V Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella Odiseo llega a Esqueria de los feacios 1 La Aurora se levantaba del lecho, dejando al ilustre Titonio, para llevar la luz a los inmortales y a los mortales, cuando los dioses se reunieron en junta, sin que faltara Zeus altitonante cuyo poder es grandísimo. Y Atenea, trayendo a la memoria los muchos infortunios de Odiseo, los refirió a las deidades; interesándose por el héroe, que se hallaba entonces en el palacio de la ninfa: 7 —¡Padre Zeus, bienaventurados y sempiternos dioses! Ningún rey, que empuñe cetro, sea benigno, ni blando, ni suave, ni emplee el entendimiento en cosas justas, antes, por el contrario, proceda siempre con crueldad y lleve a cabo acciones nefandas; ya que nadie se acuerda del divino Odiseo, entre los ciudadanos sobre los cuales reinaba con blandura de padre. Hállase en una isla atormentado por fuertes pesares: en el palacio de la ninfa Calipso, que le detiene por fuerza; y no le es posible llegar a su...