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Los trabajos y los días - Hesíodo

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LIBRO I Musas que ilustráis con vuestros cantos, venid de la Pieria, y loando a vuestro Padre Zeus, decid cómo los hombres mortales son desconocidos o célebres, irreprochables o cubiertos de oprobio, por la voluntad del gran Zeus. Porque eleva y derriba fácilmente, abate con facilidad al hombre poderoso y fortalece al débil, castiga al malo y humilla al soberbio, Zeus que truena en las alturas y habita las moradas superiores. ¡Escucha, oh hombre que oyes y ves todo, y conforma nuestros juicios a tu justicia! Por lo que a mí respecte, procuraré decir a Perses unas cuantas verdades. No hay una causa única de disensión, sino que hay dos sobre la tierra: la una digna de las alabanzas del sabio, la otra censurable. Obran en sentido diferente. Una es funesta; excita la guerra lamentable y la discordia, y ningún mortal la ama; pero todos le están sometidos necesariamente por la voluntad de los Inmortales. En cuanto a la otra, la oscura Nix la parió la primera, y el alto Cronida que habita e...

Los feacios despiden a Odiseo. Llegada a Ítaca. LA ODISEA

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    CANTO XIII Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella Los feacios despiden a Odiseo. Llegada a Ítaca 1 Así dijo. Enmudecieron los oyentes y, arrobados por el placer de escucharle, se quedaron silenciosos en el obscuro palacio. Mas Alcínoo le respondió diciendo: 4 —¡Oh, Odiseo! Pues llegaste a mi mansión de pavimento de bronce y elevada techumbre, creo que tornarás a tu patria sin tener que andar vagueando, aunque sean en tan gran número los males que hasta ahora has padecido. Y dirigiéndome a vosotros todos, los que siempre bebéis en mi palacio el negro vino de honor y oís al aedo, mirad lo que os encargo: ya tiene el huésped en pulimentada arca vestiduras y oro labrado y los demás presentes que los consejeros feacios le han traído, ea démosle sendos trípodes grandes y calderos; y reunámonos después para hacer una colecta por la población, porque sería difícil a cada uno de nosotros obsequiarle con tal regalo, valiéndonos de sola nuestra posibilidad. 16 Así les habló Alcínoo, y ...

Las sirenas. Escila y Caribdis. La Isla del Sol. Ogigia. LA ODISEA

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CANTO XII Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella Las sirenas. Escila y Caribdis. La Isla del Sol. Ogigia 1 Tan luego como la nave, dejando la corriente del río Océano, llegó a las olas del vasto mar y a la isla Eea —donde están la mansión y las danzas de la Aurora, hija de la mañana, y el orto del Helios—, la sacamos a la arena, después de saltar a la playa, nos entregamos al sueño, y aguardamos la aparición de la divinal Aurora. 8 Cuando se descubrió la hija de la mañana, la Aurora de rosáceos dedos, envié algunos compañeros a la morada de Circe para que trajesen el cadáver del difunto Elpénor. Luego cortamos troncos y, afligidos y vertiendo abundantes lágrimas, celebramos las exequias en el lugar más eminente de la orilla. Y no bien hubimos quemado el cadáver y las armas del difunto, le erigimos un túmulo, con su correspondiente cipo, y clavamos en la parte más alta el manejable remo. 16 Mientras en tales cosas nos ocupábamos, no se le encubrió a Circe nuestra llegada del Hades, y se a...