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Telémaco reconoce a Odiseo. LA ODISEA

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CANTO XVI Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella Telémaco reconoce a Odiseo 1 No bien rayó la luz de la aurora, Odiseo y el divinal porquerizo encendieron fuego en la cabaña y prepararon el desayuno, después de despedir a los pastores que se fueron con los cerdos repartidos en piaras. Cuando Telémaco llegó a la majada, los perros ladradores le halagaron, sin que ninguno ladrase. Advirtió Odiseo que los perros meneaban la cola, percibió el ruido de las pisadas, y enseguida dijo a Eumeo estas aladas palabras: 8 —¡Eumeo! Sin duda viene algún compañero tuyo u otro conocido, porque los perros, en vez de ladrar, mueven la cola y oigo ruido de pasos. 11 Aún no había terminado de proferir estas palabras, cuando su caro hijo se detuvo en el umbral. Levantóse atónito el porquerizo, se le cayeron las tazas con que se ocupaba en mezclar el negro vino, fuese al encuentro de su señor y le besó la cabeza, los bellos ojos y ambas manos, vertiendo abundantes lágrimas. 17 De la suerte que el padre amoroso...

Telémaco regresa a Ítaca. LA ODISEA

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CANTO XV Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella Telémaco regresa a Ítaca 1 Mientras tanto encaminóse Palas Atenea a la vasta Lacedemonia, para traerle a las mientes la idea del regreso al hijo ilustre del magnánimo Odiseo e incitarle a que volviera a su morada. Halló a Telémaco y al preclaro hijo de Néstor acostados en el zaguán de la casa del glorioso Menelao: el Nestórida estaba vencido del blando sueño; mas no se habían señoreado de Telémaco las dulzuras del mismo, porque durante la noche inmortal desvelábale el cuidado de la suerte que a su padre le hubiese cabido. Y, parándose a su lado, dijo Atenea, la de ojos de lechuza: 10 —¡Telémaco! No es bueno que demores fuera de tu casa, habiendo dejado en ella riquezas y hombres tan soberbios: no sea que se repartan tus bienes y se los coman, y luego el viaje te salga en vano. Solicita con instancia y lo antes posible de Menelao, valiente en la pelea, que te deje partir, a fin de que halles aún en el palacio a tu eximia madre; pues ya su p...

Odiseo en la majada de Eumeo. LA ODISEA

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CANTO XIV Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella Odiseo en la majada de Eumeo 1 Odiseo, dejando el puerto, empezó áspero camino por lugares selvosos, entre unas eminencias, hacia donde le había indicado Atenea que hallaría al porquerizo; el cual era, entre todos los criados adquiridos por el divinal Odiseo, quien con mayor solicitud le cuidaba los bienes. 5 Hallóle sentado en el vestíbulo de la majada excelsa, hermosa y grande, construida en lugar descubierto, que se andaba toda ella alrededor; la cual había labrado el mismo porquerizo para los cerdos del ausente rey, sin ayuda de su ama ni del anciano Laertes, empleando piedras de acarreo y cercándola con un seto espinoso. Puso fuera de la majada, acá y acullá, una larga serie de espesas estacas, que había cortado del corazón de unas encinas; y construyó dentro doce pocilgas muy juntas en que se echaban los puercos. En cada una tenía encerradas cincuenta hembras paridas de puercos, que se acuestan en el suelo; y los machos pasaban la n...

Poética de Aristóteles - Trad. José Goya y Muniain (Madrid, 1798)

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    Al excelentísimo señor don Gaspar Melchor de Jovellanos Excmo. Señor: Como al Rey nuestro Señor dediqué el César, traducido en castellano, y al serenísimo señor Príncipe de Asturias el Catecismo Católico trilingüe del padre Pedro Canisio, así ahora, por especiales razones, ofrezco a V. E., puesta nuevamente en castellano, la Poética de Aristóteles, con algunas notas que para su mejor inteligencia me parecieron necesarias. La ocasión que hubo para la nueva traducción fue ésta: que habiendo el señor Azara, ministro de S. M. en Roma, pedido a esta Real Biblioteca las lecciones variantes que resultasen entre un precioso códice que hay en ella y entre las ediciones más correctas de la misma Poética, el bibliotecario mayor, cuando me hallaba dedicado a otro linaje de estudios más propios de mi genio, profesión y estado, me encargó que reconociese y anotase dichas variantes. Al desempeñar el encargo me aficioné a la Poética de Aristóteles; y creyendo que las dos versiones que ten...