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Mostrando las entradas de agosto, 2020

La isla de Eolo. El palacio de Circe, la hechicera. LA ODISEA

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  CANTO X Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella La isla de Eolo. El palacio de Circe la hechicera 1 Llegamos a la isla Eolia, donde moraba Eolo Hipótada, caro a los inmortales dioses, isla flotante, a la cual cerca broncíneo e inquebrantable muro, y en cuyo interior álzase escarpada roca. A Eolo naciéronle doce vástagos en el palacio: seis hijas y seis hijos florecientes; y dio aquellas a estos para que fuesen sus esposas. Todos juntos, a la vera de su padre querido y de su madre veneranda, disfrutan de un continuo banquete en el que se les sirven muchísimos manjares. Durante el día percíbese en la casa el olor del asado y resuena toda con la flauta; y por la noche duerme cada uno con su púdica mujer sobre tapetes, en torneado lecho. 13 Llegamos, pues, a su ciudad y a sus magníficas viviendas, y Eolo tratóme como a un amigo por espacio de un mes y me hizo preguntas sobre muchas cosas —sobre Ilión, sobre las naves de los argivos, sobre la vuelta de los aqueos— de ...

Laskarina Bubulina

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Laskarina Bubulina, junto con Manto Mavrogenous, fueron las dos principales figuras femeninas de la Revolución griega. Hija del capitán de Hydra Stavrianós Pinotsis y, también de Hydra, Skevos Kokkini, quien provenía de una familia naviera, nació el 11 de mayo de 1771 en las cárceles de Constantinopla, donde su padre fue detenido por participar en la Orlofikά. A la edad de 17 años se casó con el capitán de Spetses, Dimitrios Giánnuzas, de quien también fue llamada Dimitrákena. En 1797, su esposo murió en una pelea con piratas argelinos y Laskarina a la edad de 26 años enviuda con tres hijos, Ioannis, Georgos y María. En 1801 se casó en un segundo matrimonio con el armador Dimitrios Búbulis de Spetses y desde entonces pasó a ser conocida como Bubulina (la esposa de Búbulis). Y su segundo marido murió en un enfrentamiento con piratas argelinos en 1811, entre Malta y España. Tenía tres hijos con él, Eleni, Skevo y Nikólaos. Con la propiedad de su marido, que superaba los 300.000 táleros, ...

Rescate de Héctor. LA ILÍADA

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CANTO XXIV Rescate de Héctor LA ILÍADA Trad. Luis Segalá y Estalella 1 Disolvióse la junta y los guerreros se dispersaron por las veloces naves, tomaron la cena y se regalaron con el dulce sueño. Aquiles lloraba, acordándose del compañero querido, sin que el sueño, que todo lo rinde, pudiera vencerlo: daba vueltas acá y a11á, y con amargura traía a la memoria el vigor y gran ánimo de Patroclo, lo que de mancomún con él había llevado al cabo y las penalidades que ambos habían padecido, ora combatiendo con los hombres, ora surcando las temibles ondas. Al recordarlo, prorrumpía en abundantes lágrimas; ya se echaba de lado, ya de espaldas, ya de pechos; y al fin, levantándose, vagaba inquieto por la orilla del mar. Nunca le pasaba inadvertido el despuntar de la aurora sobre el mar y sus riberas: entonces uncía al carro los ligeros corceles y, atando al mismo el cadáver de Héctor, arrastrábalo hasta dar tres vueltas al túmulo del difunto Menetíada; acto continuo volvía a r...

Odiseo cuenta sus aventuras: los cícones, los lotófagos, los cíclopes. LA ODISEA

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    CANTO IX Odisea Trad. Luis Segalá y Estalella Odiseo cuenta sus aventuras: los cícones, los lotófagos, los cíclopes 1 Respondióle el ingenioso Odiseo: —¡Rey Alcínoo, el más esclarecido de todos los ciudadanos! En verdad que es linda cosa oír a un aedo como este, cuya voz se asemeja a la de un numen. No creo que haya cosa tan agradable como ver que la alegría reina en todo el pueblo y que los convidados, sentados ordenadamente en el palacio ante las mesas, abastecidas de pan y de carnes, escuchan al aedo, mientras el escanciador saca vino de la cratera y lo va echando en las copas. Tal espectáculo me parece bellísimo. Pero te movió el ánimo a desear que te cuente mis luctuosas desdichas, para que llore aún más y prorrumpa en gemidos. ¿Cuál cosa relataré en primer término, cuál en último lugar, siendo tantos los infortunios que me enviaron los celestiales dioses? Lo primero, quiero deciros mi nombre para que lo sepáis, y en adelante, después que me haya librado del día ...